domingo, 14 de abril de 2013

El canto de las olas.


       Cuando el primer rayo de sol entró por la ventana bañando su clara piel, Halia despertó con pereza. Se levantó de su viejo camastro, y miró con resignación la austera estancia donde dormía. Ella odiaba levantarse tan temprano y trabajar de sol a sol con su familia tanto en el campo como en la casa sin que nada llegara a mejorar nunca. No soportaba pensar que así sería su vida, sin atreverse a imaginar siquiera la libertad que sus recién cumplidos dieciocho años le podían ofrecer.
        Sumisa en sus pensamientos y mientras se ponía sus gastados ropajes, Halia no se dio cuenta de la presencia de una negra sombra que sigilosamente se introducía por debajo de la maltrecha puerta de la habitación. De repente un soplo de aire frío y húmedo apagó la única vela que quedaba encendida. La joven giró la cabeza rápidamente, pero en cuanto sus ojos empezaron a examinar la estancia, la vela volvió a encenderse, llevándose cualquier rasgo de anormalidad.
         No era la primera vez que le pasaban estas cosas. Desde la misma noche en la que cumplió sus dieciocho años, Halia había empezado a tener unos sueños muy extraños. No eran pesadillas propiamente dichas, pero tampoco sueños agradables. En ellos la muchacha se encontraba debajo del agua, pero no se ahogaba, sólo sentía paz, hasta que una sombra oscura sin una forma concreta empezaba a aparecer y desaparecer sucesivamente como si intentase decirle algo. Después, se despertaba bañada en sudor, y con unos escalofríos terribles. A estas imágenes oníricas se le añadía la sensación de que alguien o algo la vigilaba y perseguía. Ella no sabía lo que significaba esto, ni sabía cómo solucionarlo. Lo que sí sabía es que algo en ella estaba cambiando desde su cumpleaños dos meses atrás, y su familia también lo notaba: sus ojos se habían vuelto progresivamente más claros, llegando a ser grises con la luz del sol; su melena se había oscurecido, pasando de un castaño claro a un oscuro negro, y su voz se había hecho más aguda, similar al canto de las sirenas, como decía su propia madre...
 


2 comentarios:

  1. Prometí que comentaría y aquí estoy, comentando el inicio de esta gran historia. Creo que vas muy bien encaminada, estilo claro y hermoso, como si la pluma danzase hábilmente sobre el papel. Además, la historia tiene muy buena pinta, estoy deseando leerla :)
    Sigue así!
    Un frío beso~

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